(Por Crivi)

Y por fin llegó ese día tan esperado, ese día que Nuestra Esperanza eligió para volver a pasear por las calles de nuestro pueblo, con sencilla majestuosidad se entroniza en su altar elaborado con con todo el cariño del mundo para la ocasión, su Hijo le ha dado su Luz en forma de candelabros de guardabrisas que nos recuerdan aquellos, no tan lejanos, Jueves Santos, perfumados con el agradable olor eterno de la capilla de San José.

Se acerca la hora de salida, pero…..llueve; todas las miradas se centran en Nuestra Madre, que viste de Reina, con lágrimas de terciopelo reflejadas en su vestido de verde esperanza y en su manto morado que, de nuevo, nos hace reflexionar sobre la vida de aquel pobre Nazareno con su pesada cruz en el hombro.

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Sigue lloviendo, y nuestra Reina decide que tiene que partir para presidir el altar del Rosario, para ello decide cambiar su precioso manto por otro más sencillo que le resguarde de la lluvia, y con firmeza se despide de su Hijo y camina hacia su corta estancia en su nueva sede, detrás, siempre su fiel y devota banda de cornetas y tambores, que no dudan en entonar sus trianeras marchas, una tras otra, bajo el oscuro cielo que derramaba una fuerte brisa sobre sus cabezas, pero ellos firmes a su devoción, hacen suya la frase: “Si se moja la Esperanza, nos mojamos todos”, y con músicas de la semana de Pasión alcanzan las andas de Nuestra Señora el querido templo del Rosario.

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Tras la eucaristía, de Su mano nace una cinta verde que es ofrecida a todos sus hijos, tan importante es que cada beso se convierte en un pedacito de Ella que nos llevamos a nuestra casa, y como cosas del destino, se escucha de nuevo el redoblar de los tambores de la banda, y se toca otra marcha: “la Valiente”, que de nuevo te hace reflexionar, y piensas en esa otra valiente Sevillana trianera que tambien desafiaba los días de lluvia en la tarde del Domingo de Ramos hispalense, y con la marcha real sonando como colofón, miramos a los ojos de María y le damos las gracias por todo aquello que cada día nos concede intercediendo ante Nuestro Señor.

Emocionante tarde vivida este viernes y mañana sábado las calles se volverán a teñir de verde Esperanza, de eso tambien podemos estar seguros.

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